31.5.07

30.5.07

Caldo

Lo que trato de hacer desde hace un rato es explicarle que no pienso tomar ese caldo de pollo que hizo para cenar porque no me gusta.
Se resiste a escuchar lo que yo le estoy diciendo.
Vuelvo a hablar, pero levantando un poco la voz, le repito que no quiero caldo.
No grito porque estoy enfermo. sé que no me haría bien, tengo que cuidarme.

Levanto más la voz, y le digo que no me obligue a comer cosas que no me gustan, que es mi manera de pensar, y mi manera de pensar incluye ideas, proyectos, pensamientos políticos, familiares, morales, sobre programas de televisión, los que veo y los que no quiero ver.
Si he llegado hasta acá, a estar sentado en una mesa, tomando un vaso de vino, es porque de verdad puedo decir lo que pienso. Y el vino no debo tomarlo por mi salud.

Me preocupa si podré volver a bailar en mi vida con alguna mujer madura, de mi edad. No sueño con jovencitas.
No me gustan las mujeres despeinadas, desarregladas. Tampoco las que se maquillan mucho. Quisiera que ella, que tiene mi edad, me comprenda.
Voy a buscar otra mujer...
Sigue oferciéndome el caldo, dice que me va a hacer bien. La veo servirlo en un tazón blanco que pone en la mesa delante mío. Agrega una cuchara sopera, aprovecho la cercanía y tomo su mano, la aprieto tanto hasta que veo que la tiene bien colorada, en los dedos ya no hay sangre, no circula.
La miro a la cara, me acerco tanto que siento su olor, su aliento, su miedo.
Le digo que no me interesa tomar ese puto caldo de un asqueroso pollo que no se de donde viene. Ella me mira a los ojos, como pidiendome que la suelte, como no la suelto, toma la cuchara y me da un golpe en la cabeza, en la coronilla.

Ahora la detesto.

Me levanto y sin mirarla, tiro todo el contenido del caldo de la olla en la bacha de la cocina. Veo irse el caldo.
Doy la vuelta porque quiero verla ahora. La veo y me está mirando, llena de odio. Percibo que seríamos capaces de matarnos.
No sé que hacer...entonces le digo que lo que queda en el tazón es su porción del puto caldo de pollo, que lo tome.
No lo toma, solo me mira. La veo indignada, enojada y trsite a la vez, desarmandose...
No me importa y contrataco, digo que odio su pelo despeinado, su aspecto desarreglado, su indiferencia hacia mí, la falta que tiene de satifacerme...
Entonces, se saca el delantal, me lo tira otra vez en la cabeza, va hacia el dormitorio, agarra su bolso, vuelve a la cocina, me mira, me dice que soy un infeliz, y se va.
Se va dando un portazo. Los vidrios tiemblan.
Me quedo solo, tengo hambre y tomo el caldo de un sorbo porque ya está frio.

Calder, Alexander Calder...

23.5.07

máquinas

Dos pequeños adolescentes futuros ingenieros.
Los veo hablar. Uno lo hace más bajo que él otro, más lento, más patológico.
Parece que no tiene venas, ni nervios, porque las manos se le caen acompasadas por sus brazos, que siempre se mantienen pegados a su cuerpo.
El otro es más alto, tiene 2 o 3 venas más que su amigo porque sus brazos si se levantan y apenas tienen movimiento, pero es visible.
Hablan lentamente de física, respetan el tiempo en el que uno termina de hablar y eso da paso a que hable el otro.
Primero habla el más lento, el otro lo escucha y contesta.
Las palabras que escucho son: motores, desaceleración, generadores eléctricos, potenciómetros. Y relatos de armado de aparatos en general.
Los escucho de cerca pero trato que no me descubran.
Llevan unas mochilas enormes, temo que me maten con alguna máquina que hayan inventado si ven que ya estoy trascribiendo todo lo que hablan.
Se me escapan cosas! términos muy ajenos a mí...son pequeños inventores con ideas enormes.
Empiezan a hacer unos inagotables cálculos sobre como armar un carting.
El carting es del tió del que habla muy lento. Es un invento, porque según explican, el carting va a ser armado para carreras de competición.
Para que sea muy veloz dicen que hay que ponerle un motor de motosierra, si, de motosierra.
Los dos con sus enormes mochilas, vestidos de jogging, hablando de motosierras.
Me río, y me miran por primera vez. Claramente ven que me rei de ellos.
Donde estoy que los estoy escuchando? Qué pasa que me detengo?...
Sigo mirandolos porque se distrajeron, siguen hablando.
Cuando explican algo me asombra como mueven las manos, lento, casi no las mueven, pero las mueven!.
Son inteligentes.
Dicen que no todas las máquinas son peligrosas como los seres humanos comunes creemos, pero las motosierras sí lo son. Yo abro mis ojos como platos.
Y escribo, pero me miran otra vez!
Siguen hablando porque yo disimulo buscar algo en mi cartera con cara de urgencia...
Explican que si uno está usando una motosierra y se cruza una rama de un árbol en el medio el aparato se detieen y eso es una incomodidad.
Ellos son grandes inventores que no quieren incomodidades.
En lugar de desconectar el aparato por el cruce de la rama, dicen, pondrían un interruptor (esto ya debe existir, pienso, hablo a través de mi desconocimiento).
Mejor sería un pulsador...terminan, pero me vuelven a mirar, el que habla más lento se fija en mí.

Me ven tan cerca que se asustan y se alejan.
Hace rato, y tomé nota de esto, estaban compitiendo a ver quien sabía más y yo los descubrí. Descubrí que miserables eran compitiendo con el conocimiento.
Parece que con mi mirada les dije: son amigos!
les doy lástima. Se están yendo, pero el que hablaba más rápido se dá vuelta sobre su hombro, me vé escribir aceleradamente todo lo que retuve en mi cabeza cuando disimulé que no los escuchaba a pesar de la cecanía, y saca de su mochila gigante una enorme motosierra. Con una seña amenaza con cortarme a la mitad.
Su cara está disfigurada.
Me paralizo. Pero veo que de su mochila empiezan a caer cosas como unos repuestos que deben ser rotores, motores, pulsadores, interrumptores...
Son capaces de matar, lo sé. Pienso en si yo soy capaz de matar...
No lo creo.

bernard bufett y sus cosas

22.5.07

nina myers

sensación

La sensación con la que despierto hoy es mala. Tengo o cargo una energía que considero negativa.
Desayuno, me maquillo, veo a mis gatos pelear como animales.
Me dá odio salir a la calle, pero salgo.

Tengo que ir, con esta sensación, a la médica ginecóloga.
Pienso en una enfermedad terminal. Sorprendentemente la médica me dice que está todo bien (siempre está todo bien hasta que me enferme en serio).
Tengo que esperar los resultados de los estudios, para terminar la rutina.
Me pregunta si tengo antecedentes familiares respecto a las enfermedades de las que siempre preguntan los médicos. Digo que sí, cáncer, mi madre, etc.
Hoy no tenía ganas de decir esto...
Pero la doctora lleva las cosas adelante y elogia mi corte de pelo.
Cuando le cuento que me corto el pelo yo misma no me cree. Le explico que tengo genes de peluquera (digo esto último porque mi madre era peluquera y parece que heredé el valor a meter tijeras en cabezas ajenas o la propia).
Entonces, me voy contenta del consultorio.
Veo vidrieras.
Me detengo en una tienda de ropa que se llama "Compulsiva".
Yo soy una compradora compulsiva, y todo lo que veo expuesto en la vidriera me da ganas de comprarlo. No compro nada porque no puedo gastar.
Las líneas de subte están interrumpidas. Los tipos están haciendo un reclamo salarial.
Veo las colas que se arman en las paradas de ómnibus, la gente empieza a competir, a empujarse para entrar rápido en el medio de transporte como si se fueran a salvar no se bien de que...
Una pelirroja me empuja, saca mi lugar en la cola, pero igual subo antes que ella. Ahora me siento porque se desocupan dos asientos, ella pasa primero, va del lado de la ventana, yo del pasillo. Mira todo lo que hago, es mi contrincante.
Me pongo a escribir...
La gente en el pasillo sigue amontonada, unos arriba de otros. Un tipo pone su culo encima de mi cuaderno. A la vez hay una mezcla de olores asquerosos, trato de tapar mi naríz pero los que caen encima mío no dejan que yo mueva los brazos.
Miro bien a la pelirroja, está muy maquillada, tiene como una máscara en la cara, tiene acné y trata de taparlo. Me identifico con ella.
Recibe o hace un llamado, no llego a captarlo. Habla por su celular, y dice que lo que realmente quiere es mandarle un póster a su padre para el día del padre.
Lo dice de una forma tan severa que imagino que habla con un subordinado, pero no, es a su marido a quien le habla, lo sé por como se despiden.
Trato de adivinar si es pelirroja natural o si se tiñe, y veo que tiene pestañas de color rojo. Baja del colectivo.
En la próxima parada también voy a bajar. Hay un tipo parado al lado de mi asiento, es un empresario que habla de arte por celular también.
Cuando voy a pararme para bajar el tipo estornuda sobre mi cabeza.
El empresario...
Bajo mal, peor, y camino varias cuadras, me hace bien, estoy harta.

16.5.07

asi son los árboles podados por el personal municipal

ahogado

21.50
Está sentado en la cama de espaldas a mí con los pies colgando hacia el piso. A pesar de que está de espaldas, me vé por el espejo que está frente a él.
Mira como escribo en mi cuaderno donde siempre escribo. El no sabe que siempre escribo en este cuaderno, o en otros, no sabe mucho de mí.
Pregunta si estoy escribiendo con la mano izquierda, cosa que lo sorprende porque sabe que siempre fui diestra. Le contesto que le parece que escribo con la mano izquierda porque me está viendo a través del espejo que le muestra las cosas al revés. Se sonríe, nada más.
Sigo escribiendo para que crea que estoy ocupada y así no tener que hablarnos.
Lo veo en el espejo. Actúa que está pensando pero está pendiente de si dejo o no de escribir.
Odia hablarme pero quiere que deje de escribir. Me compromete con su actitud.
21.57
Decidí no parar de escribir.
Se durmió. Me levanto de mi cama y lo tapo con dos frazadas.
Hago vigilia para cuidarlo y miro televisión.
Afuera se escucha una música insoportable, me pone muy sensible porque es horrible.
Mi padre ya está roncando. No escucha nada de lo de afuera.
La música no para, es más fuerte.

Lo cuido porque es mi padre.

Me siento como un pez ahogado.

15.5.07

es drácula, pero a la vez tiene una vena yugular...

Cliché

Pensaba en la bronca, buscaba una respuesta, porqué nos sentiamos mal el uno con el otro sin saber?.
La veo molesta, pero no sé que le está molestando de mí, ni porqué no es sincera.
Hoy la esperé con la cena lista, una carne al horno con papas y batatas.
Nos sentamos a comer. Cuando probó la carne me dijo que estaba dura.
Esto venía de lejos, durante la semana yo había elegido esa carne en el mercado, ella no estuvo de acuerdo con el precio del corte y puso mala cara desde un principio.

LLevo un diario íntimo donde escribo lo que siento, lo que puedo, tratando de construír relatos. Pienso que quizás haya leído algo que escribí sobre ella, y no le gustó.

Estamos comiendo la carne y no puedo relajarme, mis vértebras van contrayéndose en mi contra. Me pongo duro.
No tengo ganas de preguntarle nada, ni como le fué con las cosas que tenía que hacer
hoy, además que ella no pregunta nada sobre mí, nada. Pero se me escapa, y pregunto al fin como le fué con unos malditos diseños que entregó para una tienda.
Contesta, dice que le fué bien, muy bien, y que si bien esta es una buena noticia tiene que entregar 17 modelos más antes de la semana que viene para unas empresarias que encargaron unos modelos muy ordinarios.
Esto significaba más dinero para nuestra casa pero menos tiempo para reencontrarnos. Lo pensamos los dos pero ninguno dijo nada. Yo tampoco tenía ganas de hacer un esfuerzo, estaba preocupado por mis cosas, sobre las que ella no pregunta.
El mal humor permanente de Alicia me ponía los pelos de punta de entrada.
Y me contractura al comer, al tomar, cuando voy al baño y después a acostarme junto a ella.
Ultimamente, a pesar de lo que siento, a Alicia la veo más bella. Recuperó una forma de seducir a la gente, su estética, siempre esta lista y linda para sus clientes.
Ahora estamos sentados uno junto al otro en el sofá, sin hablarnos.
Pienso en su belleza, en lo cálida que puede ser.
La incomodidad de la incomunicación entre nosotros me produce un calambre en las nalgas.
Por fín se levanta, la veo dejar de pensar en lo que estaba pensando.
Entra en la cocina con una energía extraña. La escucho lavar los platos haciendo muchos ruidos, golpeando unas cosas con otras.
Esto, verdaderamente, me enferma de Alicia, me saca de quicio.
Está demostrándome que está disgustada y quiere que me entere.
Ya estoy enterado! me gustaría gritarle...
Escucho las cosas en silencio, pero tira un florero que no se rompe, la caída del florero la asusta tanto que pega un grito muy fuerte.
Corro a abrazarla, se queda estática por los nervios. En mi abarzo empieza a sudar agua. Me pide que le traiga, por favor, una de las pastillas que tomo cuando me duele el cuello. Busco la pastilla corriendo, lleno un vaso con agua. Alicia traga la pastilla. Me mira a los ojos, fija, eterna por varios segundos.
Me ablanda tanto que le beso el cuello tanto hasta que logro que me abrace, siento sus rodillas flojas. Para de transpirar...
La miro y empieza a llorar, me promete que mañana estará antes de la hora de la cena.
Miro la cocina y la veo completamente limpia.
Relucía.

8.5.07

san expedito, por dios.

No podía adivinar donde dejaba las cosas. Los alimentos sobre todo, porque mientras cortaba con la cuchilla, lloraba.
Una cocina bañada en llanto.
Revolvía, lavaba o sacudía todo al mismo tiempo.
Veía sobre las paredes las manchas que no veía nadie, nunca. Que lúcida estaba pero cuando se acercaba a las manchas se ahogaban en su garganta.
En que momento ocurría cada acción? si ella estaba tan lúcida...
Ahora las tareas más fáciles le eran imposibles y para las difíciles tenían la fuerza de un oso.

Por qué él había dicho eso? Por qué ella no supo contestarle más que con llanto?
Culpa y bronca, eso era, y haberlo visto escupirle la cara con saliva y palabras.

Se sintió mareada, se sentó en el sillón tajeado por las uñas de los gatos.
Enseguida empinó un trago de vino tinto de un vaso con marcas de dedos, muchos dedos.
Donde estaban las cosas? Que se cocinaba dentro de la cacerola?. Porque todo estaba caído en el suelo? Restos de mugre, de piel, de pelos y ahora de vidrios del vaso con vino.
Ella no había hecho ningún esfuerzo? Todo se les venía abajo? Se morían los proyectos, las cosas, los pensamientos? Eso dijo él? Así lo puso en palabras?
Mas los platos, las plantas, la sequía...como fué capaz?
Un idiota, un tirano que arrojó sus miles de estampitas de San Expedito por el balcón. Con la fé que ella tenía, ahora las veia haciendo figuras monstruosas en la calle, vistas desde arriba eran las mismas caras que las de una muerte.
Donde estaría él? tan seguro estaba? Si acá o allá era lo mismo, más lejos o más cerca, como podría gritarle ahora?
Rompió la botella, derramó el contenido incierto de la cacerola convirtiendo el guiso en una alfombra deliciosa.
Temblaba.
Entonces cerró bien la ventana, bajó las persianas, y apagó las luces. Que nadie vea nada, que nadie sepa.
Y a limpiar...

3.5.07

hay que ponerle onda



no sé, este espacio está tan oscuro "Obscuridad", esas traducciones de esos libros, que genial.
Otra vez aparecen las Criadas, Sirvientas...the maids. Acá las podemos ver con otra onda. Otra puesta. perfectas.
Pobre Genet, si supiera.

2.5.07

soy E.T.


mi miedo a ET es desde muy chica, desde los 4 años aprox., me llevaron al cine, tuve que verlo, lloré, de miedo, mis hermanas más grandes querían, estaban fascinadas por el extraterrestre.
El muñeco a mi solo me produjo miedo.
No lo pude superar hasta hace poco, hará unas semanas creo, creo, no le tengo más miedo.
Igual no es seguro.
Aparecen familiares que no veía desde la década del ¨90. Casi 10 años sin vernos las caras.
Después de tanto tiempo veo a mi tío entrar a la habitación N° 10 del Sanatorio. El hermano de mi padre trae puesta una campera azul y beige con botones, reversible, parece cara. Afuera la sensación térmica es de °35, por eso lo miro bien, pero el ni siquiera está transpirado. Todo el resto de como está vestido es beige, los pantalones, las medias, la camisa a cuadros con fondo beige.
Se sienta en la silla que le acerco y habla sobre la operación de la que acaba de salir mi padre, sigue con otras enfermedades que derivan a otras operaciones, de gente que se curó o murió.
Mi padre escucha atentamente, está sentado sobre la cama hospitalaria móvil y blanca.
Miro atentamente a mi tío y descubro que tiene dientes de vampiro. Delante de sus ojos marrones hay como una tela blanca, igual o parecida a la de mi padre y mi otra tía, la otra hermana que falta en esta cumbre.
Claramente veo que mi tío es el que va a hablar constantemente y mi padre va a limitarse a decir que si o que no según los comentarios de mi tío.
Cada vez que mi tío habla se festeja a sí mismo como si lo que dice fuera un chiste. Tiene carcajadas de perrito. De repente para de reír, me mira y cuenta cuando y como sufrió una operación de cólon.
La cosa es que nos cuenta que le sacaron todo el intestino grueso y que el delgado cumple la función del grueso.
Después dice que ya no fuma, yo no le creo, pero mi padre si.
Esta habitación se pone hecha un infierno, falta fuego. Hay otra cama detrás de una cortina en la misma habitación, ahí hay un hombre con una enfermedad terminal en los pulmones, está gritando de desesperación, los familiares no lo visitan ni lo asisten.
Vuelvo a mirar a mi tío que ahora está diciendo entre carcajaditas que está tan bien de salud que podría tomarse 10 whiskies con hielo.
Todas las enfermedades son congénitas? me pregunto eso por que pienso que nos espera a mí y a mis hermanas. Mi psquiatra prohibió que me interne emocionalmente en este Sanatorio, pero ya lo hice.
Ahora están hablando ellos de mi tía, dicen que es obsesiva, que no come nada que tenga carbohidratos o grasas, y que tiene un principio del Mal de Alzheimer.
En ese momento llega mi tía, la que faltaba, la del alzheimer.
Ella es hermana de los dos, pero melliza de mi padre. Está afectada notablemente por la operación de mi padre. Ahora que están los tres juntos hablan felizmente de todas las enfermedades que cada uno tuvo.
Decido escapar a la calle, pero hay una invasión de mosquitos.
Me atacan y me dejan ronchas inmensas en mis piernas y tobillos.