11.12.06

cristales

giraba sus ojos de oviparo hacia arriba, daba una vuelta, volvía y giraba.
nada de pestañas, fijo, observaba mi carencia hasta que vi su culo con gotas pegadas atrás de la cortina transparente, entonces secó sus piernas con un toallón húmedo e hizo desaparecer las gotas que amé porque eran cristales.
Dejó de girar sus ojos de ovíparo, nos sentamos en el baño para hablar y dejar de llorar, empezamos a reirnos, él de mí, yo de él, él sentado sobre el zócalo y yo sobre el bidet raspando mis uñas en el vanitory nuevo.
Nos sentamos desnudos en el sillón hasta que nos quedamos dormidos casi 3 horas a la madrugada.
Cuando despertamos estábamos pegados al cuero naranja y mojados, mojados como por la lluvia. Fuimos a la cama en puntas de pie porque todas las superficies estaban inundadas. Tiramos las sábanas...
tuve un sueño pesado: estaba enferma, juntando heces en un hospital, me veía blanca como una perla, brillaba mi cara sobre un espejo cerca de la cama de hierro, tubos y conexiones, no esperaba que un hígado estuviera tan ausente en el momento que más necesitaba que funcione.
funciones renales.
también lo esperaba, pero él no llegó a visitarme, ni a traerme un ramo de flores, como imaginaba, quería unas que fueran margaritas blancas, también, deseaba.
en el sueño si venía a visitarme un perro, que, después de muerto traía con él palomas como ramos de flores pero las palomas caían sobre una calle donde pasaban autos que las reventaban, se añadían sobre el asfalto con las tripas salidas, y moretones eternos. porque nadie las limpia? porque la basura no es sacada afuera en el momento que corresponde?
desperté del sueño por el aire del ventilador que fue un viento que hace días no existía a pesar de las gotas y los cristales.
Salí a la calle vestida para comprar y poder ver gente mientras dejé que él durmiera, no necesitaba que me acompañe. No extrañé su cuerpo caminando a mi lado. Me confundieron con una viajera, entonces subí, harta de una sensibilidad inexistente porque me veían rara. Muchas mujeres eran más hermosas, se hacían gigantes cuando les daba el sol en la piel.
Subí las escaleras con unos zapatos nuevos que hicieron sangrar mis pies desde atrás hacia adelante. Cerré la puerta con llave, lo desperté por más que me diera la espalda, mi espalda mostraba el viento del ventilador. El indiferente, sumido en un sueño de ojos cerrados, sin mostrar sus movimientos ovíparos, la voz grave ausente... moví y besé su cuerpo para que se vuelva blando y tierno.
lo mordí, mordí en esa cama toda mi inseguridad, escupiendo sobre sus pelos y así tuvo que escucharme y escucharme sin dormir. Pasaron las horas de todas las noches que serían iguales si nos amaramos como deseo.
Deseaba.