8.7.08


Rosalind Russell
el tipo era un estúpido, el tipo más estúpido y mentiroso que uno haya visto.
cualquier persona con dos dedos de frente podia dudar de lo que él estuviera diciendo.
su presencia aturdía como un mono chillando. Lo que más cansaba era escucharlo cuando fanfarroneaba con sus relatos.

Un día los hizo canciones. Cuentitos de macho en celo formaron parte de un asqueroso repertorio digno de un imitador de Bod Dylan. y así empezó a cantar en bares para amigos ricos y malcriados como él, clase media aburrida conectando algunas venas con el arte. Un pasatiempo que ahora era medio de vida, puro estilo, una forma de vestir, de moverse, de coger, de sudar, de comer.
Mucha cerveza caliente. Una leyenda tatudada en la guitarra.

El día que lo ví cantar supe que yo estaba equivocada. Estaba mareada y paniqueada caminando el camino inalcanzable hacia el éxito.
Esto era un éxito. El era un éxito con su actitud de mono de circo. Impune, cantó casi 30 canciones que nadie entendía para que las hizo pero lo aplaudieron, festejaron su delirio, su falta de respeto hacia todos, su ganas de ser sexy.
Sentí bronca conmigo misma, hacia tiempo no sentía eso, me puso violenta, le hubiera roto la botella de cerveza en su cabeza de pelo rubio impecable simil estrella de rock yanqui, deseaba que los vidrios le corten la barba exacta en la forma de la cara.
No aplaudí. Pero escuché todas las canciones. las letras, la duración de cada una. Vi como eso era un show, ví al mono. Ví como nunca dejaba de cantar, y como miraba a todas las chicas del público. Ví como seducia.
No me levanté, no lo repudié.
Analicé esa situación, y el odio, la envidia que me produjo.

2.7.08


completamente arrepentida

insalubre

Una cantidad insólita de berrinches me hacían una desubicada.
Desapropiada desde pequeña, poco nudista, la ropa rara vez me quedaba bien.
Nunca estuve en forma.
A no ser que. Siempre y cuando.

La luz se apagó. Se detuvo en la mitad del pasillo, justo debajo del foco, un poco asustado o enfermo, algunos síntomas confusos, nada claro. La situación era insalubre.

Todo el día tirada en la cama, pensando. Veía la secuencia en mi retina. Deja vú.
Me levanté y vomité tres veces, como él exactamente lo había hecho la semana pasada.
En junio. Los meses pasaban en velocidad.
En la cama sobándome a mi mísma. Los gatos lo amaban?
El ritmo, el descanso, todo agotador, insuficiente.
Sufría parado debajo del foco. No era electricista. Era melómano.
Esperaba que nadie llamara por teléfono, o a la puerta, lo verían desnudo, electrocutado.
Alguna vez lo llamé borracha?. Creo que el teléfono le dá más miedos que alegrías.

Lo habría amenazado con incendiarme?

1.7.08


registro amoroso