26.12.06

el sombrero

5 minutos enferma.
Creó un ciclón de expectativas enormes pero no nada de poder.

La veía seria, boqueando, rellena, lisa. No daba nada hasta que nos dimos cuenta que sufría. Le estallaron los lagrimales justo antes de llegar al Sanatorio.
No podía aguantar ese estado.

Amo o amé a Luisa.

Una vez dentro de la guardia del Sanatorio, la ví sentada en una silla de ruedas.

No la había cuidado como merecía?
Podía leerle la mente, los dos nos habíamos estado reprochando cosas desde hacía un mes. Su madre cumplía un rol que yo no podía.

Sentada en esa silla componía demandas y exigencias, me miraba y a grito pelado decía mi nombre porque yo la miraba desde muy lejos, retrocedía, metros de distancia, abajo de la luz blanca a punto de dar la vuelta.
Salí del Sanatorio, descendiendo y creyendo sobre una vereda que había conocido su esencia.
Supe más tarde, que cuando no me vió sentado en la sala de espera gritó que yo era su único calmante.
Mis manos torpes decidieron no estar preparadas para contener la cara de horror de Luisa. Me estrujé los dedos.

La imaginé boqueando.

Entré a un bar, pedí un trago, no recuerdo como el nombre, pero era algo estúpido, pensé en llamar a una amiga.
Frente a tal situación un ser humano sabe como encontrar a otro de manera urgente.

Mientras tomaba el trago, a Luisa la dormían a pastillas desnuda frente a un enfermero.
Finalmente supo como encontrar otra vez una forma de poder.

Caminé, y se me puso un goteo sobre la cabeza, después la lluvia, me empapé parado frente a un teléfono público. No levanté el tubo. No encontraba ni recordaba números de teléfonos. Sentía a Luisa tomando cápsulas, tragando, chupando chorros de agua de su frente.
Ahora estábamos los dos empapados, muertos de calor o de frío...
Miré mis zapatos, estaba usando mis zapatos de trabajo, lo mejor es ir a casa, cambiarme la ropa y acostarme.
Tenía una necesidad gigante de meter el cuero cabelludo en agua hirviendo.

Hice la seña en la calle, paró un taxi. Manejaba un viejo con un sombrero de cowboy, escuchaba bien alto música country. No hablamos una palabra hasta que hablé solo para elogiar su sombrero, le dije que me gustaría llevar uno así en ese momento.
Rompimos el hielo.
La música era de un tal Alan Jackson, un compositor country.
El viejo me preguntó si estaba apurado, le dije que no, estacionamos y
escuchamos todas las canciones del tal Alan Jackson...
Entró en confianza, se emocionó, y confesó porqué se sentía un cowboy.
Dijo que hacía 22 años que no veía a su hija, iba a buscarla ni bien pudiera ahorrar dinero para cambiarse los dientes...tenía dientes perfectos pero postizos.
Le rogué que buscara y hablara con su hija.
Le pedí por favor.
Nos dimos la mano y me bajé del auto.
Se fué con todas las desgracias encima, las de él, las mías.

con mar, fotos sacadas por ella, que saca fotos pero se hace la que no saca


22.12.06

en un cyber

hacìa mucho que no entraba.
Entro a un cyber, tipeo frente a una máquina marcada como la número 11. Como en todos lados está prohibido fumar...voy a esperar para ir a casa.
No quiero llegar y que no haya nadie.

El espacio cibernético está dividido por un vidrio y madera, del otro lado hay una cafeterìa. El cafetero hace ruidos altísimos con la cafetera, y gárgaras de espuma de leche.

Entran al cubículo pintado de azul dos adolescentes, tendrán entre 15 y 16 años, son normales. No son raras quiero decir. Yo las miro fijamente a las dos porque estoy escuchando lo que están hablando.
Una ya está sentada en la máquina número 10, la otra está parada atrás, le dice que tiene que darle dos noticias, la que está sentada pregunta cuales, la que está parada le dice: "ya me dió el regalo", la que está sentada grita: "por qué? no habíamos quedado en eso con él, es un diota!", la que está parada le dice:
"ademàs dijo que tenemos que pasar Navidad con mamà".
La que esta sentada grita: " Porqué!!!, yo no quiero ver a mamá, no la soporto".
Se pone a llorar, la otra le dice: "eso es lo que dijo papá, el quiere estar solo"

Me levanto, pago $1.50 y me voy.

En casa todavía no hay nadie. Está todo desordenado, prendo el televisor y miro el noticiero.

21.12.06

si lo hubiera matado una espina

No me convence.
Trabaja las palabras como a paladas, no mira mi anillo, ni presta atención cuando mastico...se burla? De repente se tiñe de color azul para parecer muerto, no lo entiendo, no mira mis manos quietas. Indico incomodidad.

Qué hago en esta mesa? voy a salir, escapar por alguna ventana, aunque sea vergonzoso.

Por qué muere? no tiene percepción.
Le gustará bailar? si lo obligo quizás se despierte y ponga contento.
No debe saber mover su cuerpo.
Tengo que salir con alguna excusa. No puedo verlo comiendo pescado, aunque si se le clavara una espina de un pez gigante ya muerto y espantado, cocinado a 50°, en sus cuerdas vocales aceleraría el tono y la voz, se volvería azul y moriría como el pez que imagino muerto.
Es probable que no sepa nada del mar.
Sabrá nadar debajo del color azul?
Las tripas de ese pez, donde estarán?
Y si me besa? si me distraigo y me besa?...
No quiero que me roce con los pelos enrulados de su brazo, nada en su piel está vivo, no hay microorganismos.
Cuando fué que nos encontramos? Para qué? Porqué tengo que esperar durante los silencios mientars lo escucho?
Voy a beber todo, 3 botellas o más.
Le voy a decir que sí, todo que si, con la cabeza, no hay salida, sigue tan lento.
Y si logra seducirme?
si se vuelve gigante como un molino?

Moriría, moriría ahora.

Pasa el tiempo. Me voy, no recuerdo como nos encontramos ni porque estamos acá sentados...Lo dejo solo, me levanto, no digo nada, me voy de la mesa.
No me doy vuelta para ver su cara, pienso en comprar alguna bebida.
Giro para asegurarme que no sigue mis pasos, tengo unas botella de vino en mis manos...
Lo encuentro en la esquina mirando y buscándome, enseguida me vé y grita: "que pasó?". Esta vez si le sale acelerado.
Ahora me doy cuenta que está vivo, su color es rojo, quizá esté enojado, lo prefiero así, vuelvo a la mesa con la botella en mis manos.

20.12.06

Quisiera que mi cabello crezca, y no tener que usar pelos falsos de plástico.

Porque no puedo tener un vestido que seduzca y que me quede bien?

estoy pensando en eso, no puedo perder tiempo peleando por una pila de platos sin lavar, pensé que ya no ibamos a tener ese tipo de discusiones, que nunca más ibamos a discutir, realmente creí, hace un dia, que no valía la pena pelear por nada porque el hecho de no haber estado donde tenía que estar, un día de ausencia en la cama, hacía que necesitaramos más de nosotros y quería que nos desnudáramos más seguido. Uno frente al otro como perros.

Hay un montón de videos en la televisión, uno tras otro, me ciegan, me ensordecen, soy infelíz ante los destellos. No quiero ver una película más como reemplazo de tocarnos.
Se me hartan las piernas de buscar y buscarte, encontrar las tuyas y enredarnos eternos en el sillón.

Tan detestable es todo porque tenemos enfrente una montaña de objetos, papeles, cartones, cajas desarmadas, precios, alimentos, botellas, gotas, y rocío. Polvo, pelusas, y la posibilidad de matarnos.

Voy a encerrarme en el baño pero no quiero que me espies por la ranura de la puerta, ni por el ventiluz.

Quiero tranquilizarme, no llorar, dormir en la cama limpia, sin ropa usada como sábanas.

Basta.

18.12.06

los pies de la elefanta

Llevo encima unas flores envueltas en un papel metálico plateado.
Veo un reloj, la hora es una hora que no puede ser, no puedo creer en lo que marca ese reloj.
Estoy viajando y desconfío de las personas que me rodean, necesito llegar a casa cuanto antes. Voy a recibír un llamado.
Estoy en ómnibus cruzando el centro de la ciudad, voy sentado.
No me preocupa darle mi asiento a nadie que suba, no tengo ganas de ir parado.
El ómnibus se detiene en cada esquina por cada semáforo en rojo.
Abro la ventanilla, hay un hombre joven que me mira fijo, giro mi cabeza para el vidrio. Veo a una mujer enorme que camina por la vereda, lleva puesto un vestido estampado, con flores.
Acelera el paso, casi corre pero no puede correr porque es una elefanta, atropella a varias personas que esperan en paradas de colectivos o taxis en las esquinas, se los lleva por delante.
La observo con mi ramillete de flores en la mano, la veo descalibrarse sobre sus pies mientras como un camión sigue pisando pies de hombres y mujeres distraídos o abstraídos.
Me siento mínimo y horrible, la veo de lejos y eso la hace adorable.
Me dan ganas de bajar, entonces cruzo la calle para seguirla.
Corro porque quiero que sea para mí, la veo de atrás, camina como una elefanta primitiva, tengo ganas de que me atropelle, de que me lleve por delante como a todos, pero que a mí me tire con tal fuerza que quede acostado boca abajo sobre la vereda, con mi ramillete de flores aplastado por mi abdomen...
Dobla una esquina., sube unas escaleras. La sigo, sus pies larguísimos adornados por unos zapatos de cuero marrón le aprietan tanto que la carne del pie sube hacia arriba, se escapa y se junta con la de la pierna. No tiene tobillos.
La veo entrar a un edificio oscuro, el estampado de su vestido es lo único que distingo.

La hora que habia visto no podía ser cierta, necesito ver un reloj.
Bajo las escaleras, en la vereda busco a alguien que lleve un reloj pulsera, no para preguntar, si no para torcer mi cara de alguna forma como para ver y no tener que preguntar. No encuentro a nadie que lleve uno del tamaño suficiente como para no preguntar.
Espero, mi chica elefanta va a salir.
Quiero que salga. No sale del edificio.
Estoy en la vereda de enfrente, veo las ventanas, una luz se enciende. Se baja la persiana.
Miro las muñecas de las personas, la entrada y la ventana del edificio a la vez.
Tengo que ir a ver la hora, no puedo caminar hasta casa sin saber, tengo que llegar.
La elefanta no es capaz de salir del oscuro edificio.
Pasa un tiempo, comienzo a caminar rumbo a casa, voy imaginando a la elefanta desnuda y en como sería si me aplastara en la cama.
Tengo mis llaves, entro al hall, subo por la escalera y abro la puerta del departamento, miro la hora del reloj colgado en la pared.
Llegué una hora antes de la hora precisa.
Había visto un reloj que marcaba equivocado.
Espero.
Espero sentado en una silla, no suena el teléfono y tomo un vaso de whiskey.
Suena el teléfono pero no voy a atenderlo.
Suena unas 15 veces, no atiendo.
Suena 20 veces en total.

14.12.06

el calor tan profundo es lo que me lleva a hundirme en este bar mediocre, plastificado, de huecos tapados con pintura, agujeros donde habitan abejas, cigarras y luciérnagas. Apoyo mi alma sobre la mesa esmaltada...que puedo beber? un trago? whiskey? 100 vodkas? "aguaras"? licores? llevo una bolsa de nylon blanco con un muñeco de la pantera rosa, lo escupo, escupo sobre su tela que tiene ojos que sienten a pesar de las corrientes marítimas.
Se lo voy a regalar a mi amor.

solo quiero a Elvis

sintomatología

12.12.06

mia sorella

espía

para que te vas con ese cuadro y un cuarto de voltaje minimo para besar.
me río de lo que te pusiste, que llevás?... para que cerrás la puerta si ni tenés como abrirla.
Nunca espías a nadie.
Me aburre esperar.
Seguro ya estás cerca de la estación del tren y cuando te subas a un vagón vas a mirar para atrás para ver las vías como te gusta...como te gusta la vegetación.
no entiendo como podés hacer todos los días el mismo viaje y comerte las uñas hasta que se te vé la carne.
quiero que jamás compres un diario, porque te dejaría para siempre por eso.
no hay que pensar nunca más en mi sensibilidad.
no pienso más que en una cita, una hora en la que nos encontremos y yo pueda besarte en la oreja para decirte un secreto que será una estupidez que se me acaba de ocurrir porque otra vez estuve aburrida viendo a la gente luchando contra el viento de las nueve de la noche en punto, no me gustó como lo hicieron...caminaban con los brazos rígidos en vez de soltarlos. todos subian las calles haciendo esfuerzos enormes, eran como estatuas de cemento, se ponían odiosos porque sus pelos se iban volando hacia arriba. Tuve que verlos porque caminé bajo ese túnel lleno de faroles antiguos y arcos que salían desde el techo y ladrillos grises.
Todo lo hice para encontrarte.
Miré desde afuera y ví que la luz estaba encendida, sabía que estabas, pero pensé que por ahí ya habías muerto de hambre o de sed.
yo no traía nada y no tengo porque.
cuando te encontré no estabas muerto, no te habías ahorcado con la corbata que aún se movía por el viento. Estabas sano, pero con un traje y el diario.
Otra vez pedí que te fueras pero que no te lleves el cuadro ni el cuarto.
la cama es mía.

11.12.06

falta color


...en el blog
esta foto fue tomada por Andrea en la casa de mi abuela en Arata.
el sweater lo tejió mi abuela Elsa. Ese dia me lo entregaron...

un tobogán inesperado

cristales

giraba sus ojos de oviparo hacia arriba, daba una vuelta, volvía y giraba.
nada de pestañas, fijo, observaba mi carencia hasta que vi su culo con gotas pegadas atrás de la cortina transparente, entonces secó sus piernas con un toallón húmedo e hizo desaparecer las gotas que amé porque eran cristales.
Dejó de girar sus ojos de ovíparo, nos sentamos en el baño para hablar y dejar de llorar, empezamos a reirnos, él de mí, yo de él, él sentado sobre el zócalo y yo sobre el bidet raspando mis uñas en el vanitory nuevo.
Nos sentamos desnudos en el sillón hasta que nos quedamos dormidos casi 3 horas a la madrugada.
Cuando despertamos estábamos pegados al cuero naranja y mojados, mojados como por la lluvia. Fuimos a la cama en puntas de pie porque todas las superficies estaban inundadas. Tiramos las sábanas...
tuve un sueño pesado: estaba enferma, juntando heces en un hospital, me veía blanca como una perla, brillaba mi cara sobre un espejo cerca de la cama de hierro, tubos y conexiones, no esperaba que un hígado estuviera tan ausente en el momento que más necesitaba que funcione.
funciones renales.
también lo esperaba, pero él no llegó a visitarme, ni a traerme un ramo de flores, como imaginaba, quería unas que fueran margaritas blancas, también, deseaba.
en el sueño si venía a visitarme un perro, que, después de muerto traía con él palomas como ramos de flores pero las palomas caían sobre una calle donde pasaban autos que las reventaban, se añadían sobre el asfalto con las tripas salidas, y moretones eternos. porque nadie las limpia? porque la basura no es sacada afuera en el momento que corresponde?
desperté del sueño por el aire del ventilador que fue un viento que hace días no existía a pesar de las gotas y los cristales.
Salí a la calle vestida para comprar y poder ver gente mientras dejé que él durmiera, no necesitaba que me acompañe. No extrañé su cuerpo caminando a mi lado. Me confundieron con una viajera, entonces subí, harta de una sensibilidad inexistente porque me veían rara. Muchas mujeres eran más hermosas, se hacían gigantes cuando les daba el sol en la piel.
Subí las escaleras con unos zapatos nuevos que hicieron sangrar mis pies desde atrás hacia adelante. Cerré la puerta con llave, lo desperté por más que me diera la espalda, mi espalda mostraba el viento del ventilador. El indiferente, sumido en un sueño de ojos cerrados, sin mostrar sus movimientos ovíparos, la voz grave ausente... moví y besé su cuerpo para que se vuelva blando y tierno.
lo mordí, mordí en esa cama toda mi inseguridad, escupiendo sobre sus pelos y así tuvo que escucharme y escucharme sin dormir. Pasaron las horas de todas las noches que serían iguales si nos amaramos como deseo.
Deseaba.

7.12.06

que mujer indiferente, pensé.
cuanta demencia debe cubrir sus sesos para ser tan indiferente.
cuantas horas pasará arreglandose las uñas para tenerlas tan brillantes.
imagino los baños de inmersión que toma, cubierta de pétalos de rosas y jazmines blancos y abiertos para tener esa piel color durazno.
que pómulos tan profundos color carmín, los labios carnosos como un corazón de gacela. la miro y no entiendo como hace para caminar con esos zapatos. donde los habrá comprado? quizás se los obsequiaron, algún hombre que está enamorado de ella porque la vé tan bella como un glaciar. porque de verdad, ahora que la observo parece fría. no contiene sentimientos que fluyan! no rié sino es lo justo.
Ahora veo que sus hombros se remueven, como si se quitara polvo o aire que desgraciadamente la toca.
como dormirá? dormirá desnuda?
no creo...
porque pensé que era una demente?

1.12.06

dolor intenso de cabeza



no tenia que tomar migral, ni migradorixina, sino Ibuprofeno 600, eso me dijo la doctora que se llamaba Lara que vino a verme el sábado mientras yo estaba en cama combaleciente y tuve que faltar a un ensayo de Teatro a los cuales no puedo faltar, me senti tan mal que lloré, lloré mucho.
Estúpida mujer con plumas sin retorno altamente autoflagelada que porta una casualidad volcánica que estalla y la convierte en sombras.

ella sabe, y él sabe.
van a encontrarse como zombis que caminan mounstruosamente reproduciendo pensamientos...

es de noche.
ella perdió el rumbo, no sabe caminar con esos zapatos puestos,
el cuenta con la mínima calma, siente que se le agiganta el ombligo. tiene que parar de caminar, toma un vaso de ginebra. no usa pañuelo porque no está resfriado. le teme a unos espías vietnamitas abandonados en buenos aires. ruega que nadie lo descubra.

ella sabe que chilló en su baño cuando se cortó con una hoja de afeitar podrida. sangró y las gotas de sangre le cubrieron la piel de arriba del estómago, y pintó sus senos, una marca en el pezón no estaría mal y se abrió una herida, la cubrió con algodón y voló un sueño entre pelusas. salió apurada de su casa, olvidó ponerse densa y prometió frente al espejo no chillar.

él pretende llegar consciente a todas partes pero toma otro traguito de ginebra en cada bar que encuentra.
ahora camina fría, va ciega y mareada, atenta a alguna voz que la oriente.
le duelen los talones pero no siente más que un tambaleo.
el siente un ardor que baja por sus caños, cruza calles sin mirar porque no hay nadie. ella no puede apurar el paso. el sigue atravesado y está a punto de parar.
ella va tan lisa y suave que en las piernas se le pega una crema como seda, la hunde por debajo de la pollera. el se descompone pero no llega ni una náusea.
parada frente a un árbol no se atreve a girar, ese verde la pone melancólica.
la muerte es un ruido que lo sigue, de lleno lo galopa una taquicardia, frena sus zapatos...frena sus zapatos de taco y busca un lugar donde sentarse, las uñas blandas y rojas se iluminan por la luna débil que decrece.
desaparece la luna con la taquicardia y permanece inmóvil e impotente, pero sus piernas mandan, camina duro, da 50 pasos sobre una vereda pelada y sin plantas.

Silencio.

el sonido es genital, se ven desde lejos, se cruzan sin mirarse, pero un envión la empuja a correr, corre desgraciada y asustada. no va a dejar que nadie toque su pezón herido. El no da la vuelta, ni se dá cuenta de la excitación que le produjo esa noche sin sémen. Lleva las manos al cierre del pantalón, sentado descubre mirando el cielo todo lo triste que habita en él.
se detienen los zapatos puestos de taco alto, abrazada a un árbol la ventila el viento.