12.12.06

espía

para que te vas con ese cuadro y un cuarto de voltaje minimo para besar.
me río de lo que te pusiste, que llevás?... para que cerrás la puerta si ni tenés como abrirla.
Nunca espías a nadie.
Me aburre esperar.
Seguro ya estás cerca de la estación del tren y cuando te subas a un vagón vas a mirar para atrás para ver las vías como te gusta...como te gusta la vegetación.
no entiendo como podés hacer todos los días el mismo viaje y comerte las uñas hasta que se te vé la carne.
quiero que jamás compres un diario, porque te dejaría para siempre por eso.
no hay que pensar nunca más en mi sensibilidad.
no pienso más que en una cita, una hora en la que nos encontremos y yo pueda besarte en la oreja para decirte un secreto que será una estupidez que se me acaba de ocurrir porque otra vez estuve aburrida viendo a la gente luchando contra el viento de las nueve de la noche en punto, no me gustó como lo hicieron...caminaban con los brazos rígidos en vez de soltarlos. todos subian las calles haciendo esfuerzos enormes, eran como estatuas de cemento, se ponían odiosos porque sus pelos se iban volando hacia arriba. Tuve que verlos porque caminé bajo ese túnel lleno de faroles antiguos y arcos que salían desde el techo y ladrillos grises.
Todo lo hice para encontrarte.
Miré desde afuera y ví que la luz estaba encendida, sabía que estabas, pero pensé que por ahí ya habías muerto de hambre o de sed.
yo no traía nada y no tengo porque.
cuando te encontré no estabas muerto, no te habías ahorcado con la corbata que aún se movía por el viento. Estabas sano, pero con un traje y el diario.
Otra vez pedí que te fueras pero que no te lleves el cuadro ni el cuarto.
la cama es mía.