18.12.06

los pies de la elefanta

Llevo encima unas flores envueltas en un papel metálico plateado.
Veo un reloj, la hora es una hora que no puede ser, no puedo creer en lo que marca ese reloj.
Estoy viajando y desconfío de las personas que me rodean, necesito llegar a casa cuanto antes. Voy a recibír un llamado.
Estoy en ómnibus cruzando el centro de la ciudad, voy sentado.
No me preocupa darle mi asiento a nadie que suba, no tengo ganas de ir parado.
El ómnibus se detiene en cada esquina por cada semáforo en rojo.
Abro la ventanilla, hay un hombre joven que me mira fijo, giro mi cabeza para el vidrio. Veo a una mujer enorme que camina por la vereda, lleva puesto un vestido estampado, con flores.
Acelera el paso, casi corre pero no puede correr porque es una elefanta, atropella a varias personas que esperan en paradas de colectivos o taxis en las esquinas, se los lleva por delante.
La observo con mi ramillete de flores en la mano, la veo descalibrarse sobre sus pies mientras como un camión sigue pisando pies de hombres y mujeres distraídos o abstraídos.
Me siento mínimo y horrible, la veo de lejos y eso la hace adorable.
Me dan ganas de bajar, entonces cruzo la calle para seguirla.
Corro porque quiero que sea para mí, la veo de atrás, camina como una elefanta primitiva, tengo ganas de que me atropelle, de que me lleve por delante como a todos, pero que a mí me tire con tal fuerza que quede acostado boca abajo sobre la vereda, con mi ramillete de flores aplastado por mi abdomen...
Dobla una esquina., sube unas escaleras. La sigo, sus pies larguísimos adornados por unos zapatos de cuero marrón le aprietan tanto que la carne del pie sube hacia arriba, se escapa y se junta con la de la pierna. No tiene tobillos.
La veo entrar a un edificio oscuro, el estampado de su vestido es lo único que distingo.

La hora que habia visto no podía ser cierta, necesito ver un reloj.
Bajo las escaleras, en la vereda busco a alguien que lleve un reloj pulsera, no para preguntar, si no para torcer mi cara de alguna forma como para ver y no tener que preguntar. No encuentro a nadie que lleve uno del tamaño suficiente como para no preguntar.
Espero, mi chica elefanta va a salir.
Quiero que salga. No sale del edificio.
Estoy en la vereda de enfrente, veo las ventanas, una luz se enciende. Se baja la persiana.
Miro las muñecas de las personas, la entrada y la ventana del edificio a la vez.
Tengo que ir a ver la hora, no puedo caminar hasta casa sin saber, tengo que llegar.
La elefanta no es capaz de salir del oscuro edificio.
Pasa un tiempo, comienzo a caminar rumbo a casa, voy imaginando a la elefanta desnuda y en como sería si me aplastara en la cama.
Tengo mis llaves, entro al hall, subo por la escalera y abro la puerta del departamento, miro la hora del reloj colgado en la pared.
Llegué una hora antes de la hora precisa.
Había visto un reloj que marcaba equivocado.
Espero.
Espero sentado en una silla, no suena el teléfono y tomo un vaso de whiskey.
Suena el teléfono pero no voy a atenderlo.
Suena unas 15 veces, no atiendo.
Suena 20 veces en total.