10.1.07

las plantas se regaron solas...

felizmente, llovía, no tuve que ir a regar las plantas.
Pude seguir durmiendo, primero en el sillón, luego a paso de enana hacia la cama.
No la destapé, encima del cubrecamas me desmayé inyectada por el sonido de la lluvia que golpeaba en las hojas y el vidrio, y en las hojas, digo, del nuevo árbol.
Estoy, ahora, típicamernte deliciosa demoliendo una manzana, o dos...
aunque arrastrada en esta cama, mis instintos están atentos a las señales que captan las antenas. Mis felinos reclaman que no encienda la televisión. Los escucho.
Confío en unos brillos adheridos a mis ojos, indican que no estoy bien.
La tarde me cae pesada, camino oscura sobre una alfombra peluda que imagino tendida sobre las vías del tren.Lo escucho, ya viene, aún no bajo.
Reflejo un deseo enorme de encontrar tallos de espuma sin algas ni mugres pegadas.
Mi bañadera está vacía porque no encontré la forma de llegar a ella, se me clavaron las puertas con sus llaves.
Vizcosamente mi estómago se contrae y relaja.
Hay una bomba.
Las llaves están enterradas en la bañadera, cuando suene el timbre no se como voy
a abrír la puerta.