11.4.07

El hijo de Ly Men

otra vez llueve, ponete las botas de goma, el piloto, agarrá el paraguas que está en el lavadero, poné tus cosas en una bolsa de plástico, y no te arruges la ropa.
Sé sensato.

Eso le dijo Ly Men a su hijo.

El hijo se despidió de su madre, con unas gotas de leche en sus labios.
Caminó por la calle en vez de las aceras.
Metió sus botas en el barro, vió el reflejo de las gomas en los charcos. Se tiró en los juncos del costado del camino, arranco algunos con toda su fuerza, los arrancó con tanta fuerza que pudo ver las raíces embarradas de esos juncos, metío las manos en los huecos del barro y de la tierra inundada, se embarró hasta los codos enterrandose a sí mismo pero 5 o 6 lombrices le rozaron los ojos y los labios, y pensé en tragárselas. Tragó 4 lombrices como si fueran dulces, y le parecieron sabrosas.
Salió de ese barro, trepó por encima de los juncos, caminó por la calle otra vez, y se sintió tan solo...