Botas de caña alta, medias "pantys" de color azul.
Pollera negra con vuelo hasta las rodillas, dos camperas, una arriba de la otra.
La campera de abajo verde militar, la de arriba de lana gris.
Debajo de las dos camperas lleva una camisa celeste con florcitas marrones.
Cruzando el torso, una cartera de cuero negra con costuras color cobre, y herrajes dorados. Un herraje cerrojo de la cartera sostiene largos flecos de cuero que caen.
En una mano tiene un libro que lee mientras canta.
Del antebrazo le cuelgan un sobretodo y una bufanda tejida de lana roja.
Veo que tiene miedo de caerse al piso, y rodar en un desmayo.
Su cabeza llena de rulos le dicta órdenes que no llega a cumplir.
Se produce un desorden, entonces se toca las rodillas y las piernas.
Lee el libro mientras se mira al espejo.
Toca la piel de su cara y mete sus dedos adentro de los rulos.
Me ignora. Se cree irremplazable.
Mete dos dedos adentro de la boca, me provoca.
Y a la vez canta. Canta con una voz de pájaro que aturde.
Ya no la veo. La dejé atrás.