15.8.07

la despiadada rejilla pintada del mismo color que los azulejos

Estoy intentando ducharme, como todas las mañanas, controlo que el agua no arranque mi píel en tajadas.
Como no dejo que el agua hirvioendo me toque, estoy fuera del agua, temblando de frío.
Es la danza de todas las mañanas que repito alrededor del chorro, a los saltos para no quemarme, o para no helarme. El agua sale helada o hirviendo. Es dificil regular la canilla. Cuando consigo el punto justo, ya estoy agotada, entonces meto mi cabeza entera debajo de la lluvia y cierro los ojos.
Vienen imágenes a mí, pero se interrumpen cuando escucho la voz de Susana, nuestra vecina.
A través de la despiadada rejilla que nos comunica, aparece su voz fantásmagorica, como una radio parlante, un relato de un partido de fútbol.
La situación me hace pensar en un cuento de Cheever "El enorme receptor de radio", donde la mujer de la casa escucha las conversaciones de los vecinos a través de la radio. Es un cuento impresionante, porque es teatral, solo basta llevarlo a escena.
Nuestra vecina hoy se siente mal, muy mal, al punto que llamó a la emergencia médica para que venga un médico a casa.
La cosa es que el médico no va a venir tan facilmente, Susana me dá ese indicio porque está respondiendo un cuestionario cruel, todo tipo de preguntas por parte de la persona de la emergencia médica.
Pero Susana parece pasarlo, describe todos los síntomas a la perfección: mareos, falta de apetito, desgano, agitación, palpitaciones..INSOMNIO.
Recuerdo el día que Susana vino a casa a advertirnos que escuchaba todo lo que hacemos, todos nuestros ruidos, TODOS. Puso enfasis en ese último TODOS. Por eso yo deduje que sufre insomnio.
Ahora está adviertiendole a los de la emergencia médica que si no vienen puede pasar algo terrible porque hace 15 días que se siente así.
Pienso en porque no habrá llamado antes para pedir ayuda.
La escucho decir que ella cree que parte de los síntomas son
porque no come nunca más que algunas colaciones, como yoghurt o frutas.
Dice que se vé gorda y que ya viene el verano.
Pienso en eso, en mí, en mi cuerpo y el verano, me abstraigo.
Debo verme horrible en traje de baño, una bikini a rayas, voy a comprar otro.
Ternmino de ducharme.
Ahora hago todas las acciones, me seco, me pongo desodorante, perfume, crema, me peino, enchufo el secador de pelo, y no escucho a Susana.
Está en silencio, escucho maullar a su gato. Su gato solitario.