23.11.07

selección de personal

recién salgo de una entrevista de trabajo que transcurrió en un cubículo gris, con almanaques y llaves colgando.

El entrevistador me cayó bien, hablamos de básquet femenino y me convidó gomitas masticables de color rosa.
Ahora estoy haciendo tiempo, tomando un cortado americano (en jarrito) en un bar sobre avenida Córdoba. El lugar está integrado por maderas, espejos, arcadas y tulipas. El café es bueno. Hay un sólo televisor que está prendido en un canal de fútbol. Solo entran hombres al café. No hay mujeres.
Dos ventiladores de techo están funcionando, afuera 32º grados de sensación térmica.
El plato de la taza de la quew tomo está sucio. Un hombre entra y pide una cerveza en porrón acompañado por los clásicos maníes. Los come a todos.
El único mozo está sentado con su moño negro al cuello mirándo la televisión, escucha atento lo que dicen de Riquelme.
Cuando era adolescente jugué al basquet femenino. No era buena, nunca fui buena para los deportes.
Estar cambiando de trabajo no es algo que elegí, es algo que sabía.
Exagerando.
pero, siento miedo.
La mesa donde estoy sentada se mueve. El bar se llama Escorpio´s.
Hay un escorpión gigante tallado en madera colgando de una pared. Me dá miedo.
Cuando era chica con mi madre juntábamos unos alacranes en unos frascos para el insectario de la escuela. La verdad es que mi madre metía esos alacranes plateados en los frascos. Yo miraba la escena.
El mozo está detrás mío abriendo una heladera. Siento frío en la espalda.
No estoy ni triste ni contenta
Estable, más bien contenta, sí.
Mis uñas no mejoran.
El tipo de la cerveza ya se va. Creo que la tragó en tiempo récord.
Mi taza se quedó pegada al plato por la mugre.
¿Dónde voy? a hacer lo mismo de siempre, hacer y creer que hago algo.