Había nubes y había sol.
Para levantarse tuvieron que tomar pastillas.
Y para no discutír.
Y estar calmados para balbucearse palabras de aliento el uno a otro con hilos de baba.
la mujer tragó el agua empastillada. Cerró las persianas imitando a una depresiva.
Iba a esperar a oscuras.
Pero él ya había sacado los vidrios.
La calle encantada con la contradicción. Con lo que venía.
los árboles acompasaban en una semitormenta indecisa y falsa.
la casa sin vidrios, con persianas bajas, ardía.
La mujer se metió en el bañó para refrescarse, miró su cara en el espejo y se cortó el pelo al ras.
El hombre no se afeitó la barba porque ella la hizo larga en el baño.
Horas.
Se encontraron cruzados, mirándose en diagonal.
Se vieron ridículos. Se tentaron porque que vieron sus cuerpos flacos y gordos a la vez, partes faltantes y sobrantes.
La timidez los hizo cálidos. Tuvieron sexo como caniches toys, mientras ella extrañaba a una amiga y a él se le cumplían fantasías como en una película porno.
la mujer lo acompañó hasta el final.
Acabaron. Terminaron la fiesta.
Comieron sobras de la heladera Whirpool.
Aún se amaban.