Una mujer joven sentada en un lugar. Escucha todo. Vigila a todos. A mí también.
Vía pública. Está mirando que saco de la cartera y que meto. Se hace la dormida pero me vigila. Pobre si lee lo que escribo. Soy paranoica y a la vez descuidada. Estoy llevando unas bolsas con verduras, se caen unos zapallitos al piso. Los levanto. Una puntada en el corazón me revela angustia. Hasta que me dicen que mi angustia tiene nombre y apellido. Lo creo y me curo.
La gente se comunica con la mirada, a veces son miradas vizcas, desviadas.
Mi alergia ya es cinematográfica, documentable.
Estoy enamorada.
Hay perdidas que son inmensas
y esa pérdida fué inmensa.-

señor

pero que pasa?

cartera en mano, peluca en bolsa.
te acompaño te espero.
paralelamente, disculpas por la desprolijidad.
nunca es tarde para irse.

picnic

no tengo que confundir el viento con el frío. hacer algo respecto a la poco conmovida que me siento y a lo que como y cuando.
Estoy sentada en una sala de espera, trato de pensar y resolver sobre lo que pienso, pero hay una escena que me entretiene más.
una señora quiso robarse un sweater blanco de un hombre viejo y coqueto en la sala de espera del consultorio del médico que no se quien es. el sweater del señor cayó al piso, la señora actuó que el sweater era de ella. el hombre se dío vuelta y cuenta, vio a la señora con su sweater blanco y pulcro, tomandolo con manos de señora de pelo descuidado y clase media baja. Hizo gestos de horror para sí mismo.
En los consultorios médicos se juntan personas incompatibles. Pero todos están ahí, esperando una respuesta.
yo estaba por una alergia, esperando una respuesta.
A que vendría el señor del sweater? y la señora que actuaba? la vi pensativa leyendo un libro de poemas de Neruda, no estaba concentraba en su libro arruinado, espiaba a través de él. un libro que parecía haber sobrevivido a alguna inundación de humedad. ella me entretenía más que todos, tenía una cara antigua, de tipo, por que había elegido ese libro para ese momento? era lo único que tenía en casa?
sentí un poco de asco, mi alergia también me daba asco, el señor frunciendo su cara daba asco.
todos hartos de tener que compartir ese espacio, ni siquiera podíamos convivir por 10 minutos en la sala de espera.
El médico me llamó primero, la mujer del libro se escandalizó, fué al mostrador de la secretaria. automáticamente el señor del sweater la imitó, ellos estaban antes, pero no se cual era la explicación. los vi quejarse. Entré al consultorio.
El médico dijo que tenía urticaria, que era emocional o estrés.
me dió unas pastillas que no tomé.
no se porque pienso en esto, en el frío y el viento. Pienso en comer, me dá culpa.

No estoy conmovida.