2.10.06

la cabeza del muñeco malo

una capacidad inmunda e inexacta de contener y abstenerse a ser infiel, la conmovía.
no iba ni debía provocar más de lo común, ni lo que pasa en su interior.
le crecían temblores de asco a diferentes cosas y costumbres, inocultables.
se infló como un sapo. un sapo solo y negro en un charco.

ahora habla tanto, harta, sin perdonar nada.
necesita a ese hombre, con ese pene.

él no llegó, nunca, ni está cerca y sí se acercara: la explosión.

está desnuda, con su culo al aire, contrae el vientre inflado y llora, tirada en su cama, podrida por dentro.
le aparecen algunos pensamientos que la tocan de cerca, pero nada la penetra.
se siente sucia.
su naturaleza de mujer mala le revienta por que es conciente.
sabe que abandona animales cuando puede.
escuálidos sentimientos...
nunca creyó en las macumbas, hasta que se levantó de su cama, salió desnuda pero con sus zapatos de taco alto color nacar, ventilando la poca capacidad que le queda de ver. y vé en la vereda un árbol justo enfrente de su puerta, y en una rama una cabeza de muñeco de plástico, perfectamente encajado en la rama vertical.
una cabeza de muñeco de plástico con cuello de rama de árbol seco.
viendolo de cerca la boca de la cara del muñeco está cortada de par en par, los ojos diabólicamente cerrados con dos hendiduras arriba.
cierto espanto le pasó por al lado, pero siguió caminando con sus zapatos como si nada hubiera visto, y como si esos zapatos tuvierna la fuerza del mundo.
sus zapatos color nacar van en dirección contraria a la de su casa. y asi, desnuda.




.