hay un para todos, que además, consiste en el vuelco sublime que das al aire.
piruetas a prueba de agua y de cielo,
aunque me espantan las marcas marrones de tu cara,
porque a la vez me excitan a un vuelo absoluto que levanta la tela de mi pollera.
estoy tan atenta a tus movimientos perfectos,
cada dedo se te articula en las manos sabiendo cuál es el contexto de cada objeto.
te miro y se repite en mi la decisión de espiarte, de día y de noche.
me asomo y te pienso tan alto como una nube blanca sin lluvia,
arrodillada y rendida, eternamente arreglada para gustarte.
y otra vez estoy de pollera
pienso:
si tuvieramos bicicletas andaríamos por todos los lugares a toda velocidad, sobre todas las calles, sin medir el tiempo.
los dos tendriamos cuidado de no morir atropellados por un auto, o algo así.
si tuvieramos bicicletas, quizás, escaparíamos el uno del otro.