3.1.07

estómago

Pasaba. Pensaba en que estado tan muerto me cubría ese día y los otros que iban a venír. Me sentìa enfermamente mal y congestionada.
Apurada, no podia sentir más de lo que me daba el cuerpo, mil síntomas oscuros, indefinidos, plásticos y pastosos. Todos concurrieron en un vómito a chorros de café, aspirinas y antidepresivos.

Voy a hablarle por teléfono para contarle como me siento después de la pelea que tuvimos anoche, discutimos sobre mi torpeza...
Hace meses vengo golpeándome la cabeza con puntas de armarios, repisas, puertas de modulares. Caí dos veces seguidas por las escaleras que descienden al subte y una por las escaleras del Palacio Legislativo.
En tales secuencias me levanté del piso urgente para que nadie vea las caídas, no reparé en los golpes. Pasados los dìas los moretones en mis muslos, nalgas y piernas eran como lagunas podridas, perdidas, abarcaban dimensiones enormes en mi piel.

En la cama, él me revisó, descubrío cada moretón, había acumulados tantos golpes que se hartó y gritó que detestaba mi torpeza, que yo debía tener más cuidado.

Y él? él no tenìa que tener más cuidado?

El reclamo me debilitó pero tuve la fuerza para gritar más fuerte y convertí la discusión en una novela.

En un rato voy a acostarme y a esperarlo.
Le pedì que cuando llegue se desnude y se meta.

Tomé otra pastilla y todavía me duele el estámago.